Nos ha gustado mucho la idea de convertir un espacio de almacenamiento en un espacio habitable. Se trata de darle una vuelta de tuerca a las cosas que parecen obvias e inmutables. Aquí vemos tres maneras de usar un armario para cosas que no tienen nada que ver con guardar ropa y zapatos. Reformas baratas, placenteras y sin obra.
Caso 1: el armario de abrigos con oficina incorporada
El factor decisivo aquí es que ya se disponía de otro armario más grande donde cabía todo, y aunque perder un armario es casi como perder a un ser querido, en este caso no era tanto drama y de todas formas el resultado valió la pena.
¿Una oficina en un armario? Hay quien pensaría que es la quintaesencia de la revolución industrial pero no, se trata más bien de un espacio informático para casa donde leer el correo y poco más. La conversión, no obstante, plantea un reto de planificación de espacios. Claves de la conversión:
· Piensa en vertical. Sólo puede organizarse de abajo a arriba. Estante adicional para el escritorio con el espacio justo para un iMac y un ratón. Las estanterías superiores se mantienen, quitando la barra que había. Así tenemos sitio para papeles y trastos inútiles como una impresora de las de todo en uno.
· Siempre con encanto. El sitio es pequeño así que se puede hacer un derroche en papel de pared del bueno (100 euros el rollo o más). Y todo ocultable tras una cortina, no vayan a pensar que una es una friki del facebook.
Caso 2: el armario para manteles con mini-bar
Al decorador que vivía en esta casa le daba horror ver manteles y ropa de casa apilados en ese rincón. El sitio está justo al lado del salón, donde gustaba de organizar fiestas y reuniones. No le costó mucho llegar a la conclusión de que lo que necesitaba ahí era un bar. Hágase el mojito.
· Reorganizar los estantes. Lo más feo abajo, oculto tras una cortina de seda: cubertería, utensilios, latas de bebida, papelera de reciclaje y una cajonera de Ikea. Las botellas, las copas, la coctelera y los vinos arriba para que luzcan.
· Crear ilusión de un espacio mayor. El viejo truco de los espejos. Pegados a ambos lados con cinta de espuma adherente. Todo bien iluminado. Se emplearon lámparas a pilas (de las que se encienden al pulsar sobre ellas) dado que cablear el sitio se salía del presupuesto. La luz es buena y las pilas duran bastante.
Caso 3: de amario oficina a librería old-fashioned
Este armario ya sufrío una transformación a oficina (como la del caso 1) pero el propietario necesitaba más espacio para su creciente colección de libros de arte.
· Maximizar el area. Fuera cortinas, que confinan los espacios. Un carpintero se encargó del “derribo” de las estanterías viejas y construyó las nuevas en todo el perímetro interior del armario. Lo de usar muebles a medida ciertamente es útil cuando se trata de espacios reducidos.
· Color placentero. En este caso pintura azul al aceite que le da fuerza y resplandor.
· Mueble multiuso. La escalera, en madera de nogal, sirve para alcanzar los libros de los estantes superiores, para poner más libros y también sirve de silla al plegarse la última balda.
· Dale tu toque personal. Objetos decorativos para romper la monotonía de largas líneas de libros: floreros, cajas con fotografías, etc. También las lámparas niqueladas que le dan el look de vieja tienda de libros raros.
Vía RealSimple