Ya hemos hablado de microcementos y es muy probable que sigamos haciéndolo porque es un material fascinante. No obstante tiene sus inconvenientes y muchas veces el esfuerzo que supone no compensa y acaba todo en desastre. Como alternativa nos llega un material que nunca falla y que sirve para casi todo: la cerámica. Al fin un porcelánico de imitación de microcemento.
El microcemento es básicamente un material de decoración y su aspecto etéreo esconde cierta debilidad si se le compara con otros materiales. Por ejemplo en resistencia mecánica, vemos que un microcemento normal aguanta 33kg/cm2 de compresión a 28 días (nada que ver con los 300 kg del cemento normal, lo digo para que no nos engañemos por su nombre). Esto significa que se rallará o agrietará si, por ejemplo, arrastramos un mueble pesado o una silla de patas metálicas. Por contra, este porcelánico de TAU soporta nada menos que 3000 kg/cm2, gracias a su compactación y cocción. Hay pocos materiales que se acerquen a esas cifras.
La pieza Gravel de TAU Cerámica reproduce los característicos matices de sombras y el goteo del cemento. El resultado habla por sí solo. Las tramas son reproducidas mediante sistemas de generación de patrones aleatorios, con lo que no hay dos piezas iguales. El material se presenta en un gigantesco formato de 80×80 rectificado, minimizando así la junta visible. Aunque se sigue viendo la junta (algo inexistente en el microcemento original) el efecto que se consigue es más que satisfactorio.
Si al hecho de tener suelo de cemento pulido en casa le sumamos las ventajas propias de un porcelánico de altas prestaciones como éste (mayor durabilidad y resistencia, absorción de fluídos, etc.) tenemos una alternativa de lo más tentadora.
También está disponible en formatos más pequeños