Repaso a uno de los grandes éxitos del estudio Mis·Más.
En 2005 una pareja de arquitectos franceses realizó en Barcelona una reforma increíble en su hogar: un viejo almacén frigorífico, oscuro y semi derruido, se convirtió en una moderna vivienda de 170 metros.
Se trata de un espacio luminoso y flexible que se adapta a las necesidades de toda la familia: cuenta con un patio central compuesto de cristales que comunica todas las estancias y las ilumina gracias a su transparencia, además está decorado con gran variedad de plantas. A un lado se encuentran las habitaciones de los niños y el estudio de los padres, al otro el salón y demás, aunque en realidad parece que se trate de una enorme sala de juegos para los pequeños.
El mobiliario de la casa se ha elegido siguiendo la misma idea que el resto de la vivienda: recuperación y reciclaje de elementos y espacios. Algunos de los muebles fueron rescatados del almacén anterior, mientras que otros fueron comprados en anticuarios o mercadillos, dando un toque más vintage a la vivienda. Y al mismo tiempo, como parte de la decoración del comedor se han utilizado los dibujos y cuadros pintados por los niños.