Hacerse uno mismo el jardín es una tarea muy dura, seguramente demasiado para la mayoría de los mortales. No obstante conviene recordar con casos como éste que nuestra aportación durante la ejecución de una reforma puede ser mucho mayor de la que imaginamos en un principio. En este caso la propietaria lo hizo, además de por dinero, por haber tenido malas experiencias pasadas con contratistas. Sin duda es otro de los factores que a veces nos empujan a hacer las cosas por uno mismo. Y esto es algo que todos hemos vivido en nuestras carnes: por ejemplo, pasar un mes al teléfono hablando con 5 compañías que dicen que hacen de todo y no hacen nada. De paso os aconsejo, como ya he hecho otras veces, que procuréis pedir referencias antes de contratar a alguien.
Ella quería algo acogedor, naturalista y sin descuidar el diseño. Algo que sin llegar a ser moderno resulte contemporáneo, con mobiliario también moderno pero discreto para no quitar mucho protagonismo a las plantas. El suelo elegido fue losas de laja, un tipo de piedra similar a la pizarra pero que presenta mayor resistencia a las heladas que ésta. Aún así es relativamente débil en comparación con otras piedras o materiales modernos como la cerámica. El corazón del proyecto era una charca con cascada e iluminación propia.
Al poco de comenzar las tareas de desescombrado pensó: “Tal vez no haya sido tan buena idea…”
Sólo cavar la laguna le llevó 2 semanas.
Tiempo total de ejecución: 127 días, 12 horas al día.
El resultado merece un aplauso, mejor aún, una ovación.
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d*s