Algunos puntos a tener en cuenta a la hora de planificar la iluminación del cuarto de baño o bien para resolver los problemas de una instalación ya existente son:
- Luz directa. Generalmente proyectada por halógenos o bombillas desprovistas de pantalla. Es una luz muy dura que crea fuertes contrastes en el rostro y en la propia estancia. Es una luz muy poco favorecedora y demasiado dramática para el día a día. En el caso de halógenos en el techo la solución más simple es la instalación de más puntos de luz. Así se contrarrestan las sombras de unos y otros y todo queda más suavizado.
- Luz difusa. La principal función de la pantalla de una lámpara es la de suavizar la luz, convirtiendo la luz directa de una bombilla en luz difusa. Hay muchos tipos de pantallas que crean diferentes tipos de difusión, además de dotar a la luz que pasa a través de ellas de cierta tonalidad.
- Temperatura. Se llama temperatura al color de la luz que emiten las lámparas. Cálido es igual a rojo, frío es igual a azul. En algún punto entre rojo y azul se encuentra la luz neutra, que es totalmente blanca. Ten en cuenta que la luz blanca también la percibimos como fría, aunque no tenga ninguna tonalidad. Normalmente en un hogar siempre se buscan los tonos cálidos que nos reportan confort y le dan a la piel un tono rojizo más saludable.
- Puntos de luz. Cuantos menos puntos de luz más contraste se consigue, malo, ya hemos visto que hay que evitar los contrastes fuertes. Como mínimo debes tener dos fuentes de luz, una principal y otra de relleno en el lado y ángulo contrario al principal.
- Reflexión. La luz tiene la manía de rebotar en todas partes. Un espejo hace rebotar toda la luz que le llega, convirtiéndose en otro punto de luz por si solo. De un modo parecido funciona la pintura de la pared. Según el color y el acabado puede cambiar completamente el look de la estancia debido al modo en que refleja la luz.