Un problema que se presenta habitualmente durante una reforma son las manchas de pintura que quedan en los cristales de las ventanas. Podemos probar infinidad de productos de limpieza que nos aseguran una aplicación rápida y eficiente pero a la hora de la verdad nos encontraremos con que tendremos que pasarnos unas buenas horas frota que te frota. Aquí os dejamos algunas soluciones:
Quitaesmalte de uñas: ¿Alguna vez os habéis preguntado para qué sirven todos esos botecitos que guardamos las chicas en el baño? Tal vez aquí esté parte de la respuesta. Es un fantástico limpiador de ventanas. Aplicar con un paño o con papel de cocina. El quitaesmalte es básicamente un disolvente para pinturas así que también sirven estos productos de bricolaje (según el tipo de pintura).
Cuchilla de afeitar: De las antiguas, que bueno, ahora es difícil encontrarlas. Será más fácil encontrar un producto tipo rasqueta para vitrocerámica como éste. Asegúrate de mojar el cristal antes de pasar la cuchilla, así evitarás arañar la superficie del cristal, y no aprietes con demasiada fuerza. Puedes empezar con una rasqueta de plástico siempre y cuando la pintura no esté demasiado pegada.
Lana de acero: No confundir con estropajos de niquel de estructura de ovillo entrecruzado (el ‘nanas’ de toda la vida). Es lo suficientemente fina como para tratar la superficie con delicadeza.
Consejos varios:
– Nunca hacer la limpieza bajo el sol o en condiciones de mucho calor.
– Secar rápidamente las superficies una vez limpiadas. Usar trapos limpios, papel de cocina o papel de periódico.
– Ármate de paciencia.
Ninguna de estos métodos te asegura una limpieza rápida, más bien te aseguran una buena jornada de paciencia y hombro adolorido, pero básicamente funcionan. En caso contrario contacta con un profesional.