El catálogo de ventanas cada vez es más extenso. A pesar de ser un invento (o para ser más exactos, un elemento arquitectónico) tan antiguo como la propia arquitectura aún hoy se siguen desarrollando nuevos tipos de ventana y se mejora en materiales y características. Nota histórica: ventana viene del latín ventus, que significa viento, dado que su función principal era la de proporcionar ventilación en el edificio.
Veamos los diferentes tipos de ventana disponibles según gustos, necesidades y presupuestos.
Ventana batiente. El tipo más común. Las hojas se colocan sobre bisagras permitiendo la apertura de las mismas hacia fuera, hacia dentro o en ambos sentidos.
Ventana corredera. En el que las hojas se deslizan sobre guías. El sistema evita los clásicos “ventanazos” provocados por el viento que suelen descacharrar las ventanas de apertura batiente.
Ventana de guillotina. Igual que la corredera, pero con las guías verticales en lugar de horizontales. Se usa en ventanas pequeñas para evitar levantar grandes pesos y, por consiguiente, posibles accidentes con los dedos.
Ventana basculante. La hoja pivota sobre un eje, horizontal o vertical, permitiendo una apertura a menudo limitada mediante herrajes. Se suele instalar en buardillas o entretechos.
Ventana oscilo-batiente y oscilo-paralela. Estos nuevos sistemas permiten indistintamente la apertura mediante dos métodos según convenga.
En cuanto a materiales, antes se hacía toda en madera, que a pesar de estar barnizada seguía expuesta a la intemperie y tenía una vida limitada exigiendo constantes cuidados y restauraciones. El material más usado hoy en día es el aluminio, inoxidable y muy ligero. Usado conjuntamente con materiales aislantes (rotura de puente térmico) impide que el aluminio transmita el calor y el frío del exterior al interior.
Por último, mencionar la parte más delicada y costosa de una ventana: el vidrio. Se lleva usando en ventanas desde la antigua Roma (los que podían permitirse tal lujo, claro). El vidrio que se usa actualmente es vidrio laminado: una serie de capas de vidrio unidas mediante películas de polímeros o vinilos. Esto dota al vidrio de características que por sí sólo no tiene. Mayor flexibilidad, resistencia a impactos, consistencia ante roturas que mantiene los trozos unidos, en definitiva mayor robustez. Así se hacen posibles construcciones enteras hechas de vidrio, como esta escalera. La verdad es que da un poco de miedo subirlas y ya no digamos bajarlas.
El laminado también provee al vidrio de aislamiento acústico y térmico, que era tradicionalmente el punto débil de los edificios. Asímismo, el laminado filtra parte de los de rayos solares. En esto último cabe destacar lo que se ha dado en llamar “ventana inteligente” capaz de regular la entrada de luz mediante un sistema eléctrico que cambia las propiedades de las capas internas, haciéndolas opacas o transparentes por medio de un regulador manual.
Fuente: wikipedia.org, elblogdebuhogris.